|
Lectura 8. El quehacer del
botánico. Productos y usuarios. El botánico por definición
estudia las plantas y lo puede hacer desde un punto de vista biológico
(estudiando a cada especie vegetal por separado) o ecológico (estudiándolas en
conjunto, cuando forman comunidades). En el primer caso se habla de estudios
florísticos y en el segundo, de estudios de vegetación. Pero el trabajo de cualquier
persona debe tener aplicación, pues de otro modo no tendría sentido. Debe ser
útil para algo, o para alguien. Con esto en mente, analizaremos entonces el
quehacer del botánico desde el punto de vista de los productos de su trabajo y
los usuarios de éstos. Para fines prácticos, el
quehacer del botánico puede tener usuarios directos o indirectos. Los
usuarios directos son aquellos que tienen contacto personal con el botánico
y pueden influir en la manera en que éste realiza su trabajo. Es trabajo “hecho
a la medida.” En este caso tenemos por ejemplo la asesoría que presta a las
Consultorías sobre Impacto Ambiental, que consiste en elaborar listados
florísticos de las especies vegetales, particularmente las leñosas, que están
presentes en los predios sujetos a evaluación. Estos estudios tienen un interés
especial en las especies que pudieran ser endémicas o estar sujetas a algún
grado de protección (especies listadas en una Norma Oficial Mexicana). En esta
categoría se encuentra también el servicio de identificación que presta el
botánico a aficionados a la jardinería, agrónomos, arquitectos, biólogos y otros
profesionistas. Estas actividades, aunque son importantes y pueden ocupar una
parte sustancial de las actividades diarias del botánico, no dejan un registro
permanente. Por otro lado, el botánico
genera publicaciones de diversa índole para usuarios indirectos, que con
frecuencia nunca conocen al autor o incluso siguen usando su trabajo más allá de
su muerte. Estos productos son por lo tanto mucho más trascendentes y
constituyen el objetivo principal de la actividad profesional de los botánicos.
Estas publicaciones científicas suelen tener límites geográficos o taxonómicos. Los listados florísticos y
las floras son productos que se limitan geográficamente. Los primeros son
el resultado de la exploración exhaustiva de una región seleccionada y presentan
con frecuencia resultados preliminares. En muchas ocasiones no son más que
listas de nombres científicos y referencias a ejemplares de herbario (exsiccatae)
con función de respaldo. Las floras, en un sentido estricto, son trabajos mucho
más completos, con claves de identificación, descripciones extensas de todos los
taxones, datos ecológicos y de distribución, muchas veces suplementados con
mapas de distribución e ilustraciones de al menos una especie de cada género.
Estas publicaciones a veces reciben el título de “manuales.” En ocasiones a los
listados florísticos se les asigna erróneamente el título de floras. Además,
debido a que dichos trabajos con frecuencia presentan errores más o menos
frecuentes, son considerados poco rigurosos por ciertos grupos de científicos.
Sin embargo son un aporte fundamental a la exploración de nuevas regiones y son
fuente de ejemplares e información útil para trabajos de mayor envergadura. Las revisiones y las
monografías son productos limitados taxonómicamente. Es decir, estudian
todas las especies que constituyen un grupo de plantas, sin importar en cual
parte del mundo se encuentren. Las revisiones se centran en el estudio
taxonómico, mientras que las monografías abordan, además del tratamiento
taxonómico, otros estudios de índole diversa como morfología, anatomía,
citogenética, etc. Indudablemente las monografías ocupan el grado máximo en
cuanto a rigor y valor científico y con frecuencia se publican en los últimos
años productivos de los botánicos.
Creado: 2001-02. Modificado: 2005-02 |
Regresar a principal.© 2006. Eduardo Sahagún
Godínez.
|